viernes, 28 de septiembre de 2012

El perfil de un segundo que creo, verde claro, naranja, el velo esta cayendo de su rostro
pero ella es él y se pierde de nuevo entre la presencia de alguien azul, da una pequeña sensación de nuevo, pero regresa a su estado original en estos ausentes iridiscentes, pestañea y cambia el sentido de todo el entorno, se sienta a mi lado y con la independencia de sus dedos envía mensajes que se le salen de las manos,  saca algo con su derecha insostenible, gime tímidamente, lo disimula muy bien llevando historietas a su mente, voltea el rostro hacia el ingeniero muteado sin previa sucesión, mi perfil se hace con las notas del saxofón de Charly,  los aplausos se hacen grabados de intensidades y cualidades.
Muchas instantáneas he dejado pasar sin registrarlas, las noches ultimas han sido andadas mas que dormidas por las calles iluminadas de naranjas vibrantes y soledad intensa, cuando todos están de a dos y uno solo es uno.
La quijada se ha perdido en su frondosa cabellera, la mirada y la mano izquierda se agarran de los interiores suspendidos por hilos nublados, el dedo siente las ropas que caen frente a un cerebro televisado, frente a autoridades que  se resignan al soborno, a la mentira y a las ordenes de sus captores.
Te pude recordar cuando estaba cayendo al pequeño jardín, cuando el cielo de pronto se perfilo frente a mis ojos, las teclas se han apretado varias veces a este calor de rebeldía intensificada, las notas como de marfil se han callado, voltea, hay una voz en la lejanía que suena demasiado cerca. De reojo trato de adivinar su identidad pero las teclas suenan en impetuoso movimiento, como riendo desembocan en esta lengua amarga y acústica, debido al olor que se deshace en los poros de una de sus mejillas.
Alaridos del mas allá, en las ventanas cercanas, anuncian el despertar de mis propias intensificaciones, las cuerdas suplen la mirada.
El viento se ha halado en las trencitas que trenzaste para que el te diga que si y el brillo de las luces juegan con   la falacia que le contaste a algunas partes de tu cabellera noctambula. Yo borre el conjuro y te deje libre para que lo encuentres y te salve de estas consecuencias que esta vida nos propuso cuando cruzamos por primera vez tus percepciones y las mías.
Es inevitable, no se puede soslayar, mi cerebro me enfrento a tus cavilaciones sin que tu te enteraras, me han dejado en la noche esa, cuando tu te alejaste y yo me interne en una casa desconocida, con gente mas desconocida, regalando las baquetas de una noche de a pie como han venido siendo las ultimas.
Tu nombre con lápiz, repetido alrededor de tu retrato te mantuvieron cavilando en lo mismo pero el borrador te ha alejado ya de todo este entonces y la imposible unión de los rostros.